7.17.2005

Adversidad

Ana conoció a un chico en sus clases de pintura, ella a penas tenía 14 y él 22 pero en ese instante para los dos hubo ese “clic” que te hace necesitar a esa persona por sobre todas las cosas.
Su relación se hizo fuerte, se enamoraron y ella se entregó a Cesar por primera vez, le dio su cuerpo y su inocencia, para ella todo eso era nuevo, desconocía que su cuerpo reaccionaría y al llegar a su casa decidió tomar un baño porque como ella me dijo “ya vez que la primera vez haces un manchadero de sangre” obviamente no a todas les pasa así pero para ella eso era tan impresionante que no supo controlarlo. Entre el agua que caía sus lágrimas se perdían, la sensación de haberse equivocado le hacía daño, tanto que su madre lo notó, Ana sólo dijo “ya no soy tu niña” y su madre sin importarle entró a la regadera y la calmó, la abrazó y le hizo saber que ella siempre sería su niña.
El tiempo pasó y lo de Ana y Cesar cada vez era más fuerte, a ella no le importó luchar contra la adicción que él tenía, lidió contra todo y poco a poco salían a delante pero un día Cesar dijo estar enfermo, razón por la que no podría ver a Ana, entonces ella pensó que sería buena idea llevarle un pastel y sorprenderlo... sin saber que la sorpresa sería para ella, al llegar a su casa un amigo de él abrió, él le pidió que no subiera, que no entrara a su cuarto pero Ana no lo escuchó, otra mujer era la que acompañaba a Cesar, ambos desnudos y en pleno coito.
Ana se quería morir, lloró y salió corriendo de ahí...

Semanas después Cesar la buscó, le pidió perdón, un perdón sincero y de corazón
“Ana perdóname!! Te amo y se que me equivoqué pero si lo vas a hacer, que sea de corazón, recuerda que perdonar es olvidar no resignarse”
Así que ella decidió olvidar y empezar de nuevo.

Poco tiempo después Ana quedó embarazada pero ella sólo tenía 16, desesperada, con miedo, angustia, frustración pero con todo el valor de su alma se dispuso a procrear a ese bebé que había dentro de ella, Cesar le dijo que huyeran, que se fueran lejos a tener a ese hijo; sin que nadie supiera que ella estaba embarazada, los dos se fueron a Italia, allá las cosas parecían ir serenas, el dinero llegaba de a poco pero lograban vivir, inexplicablemente todo cambió, Cesar regresó a las drogas y comenzó a ignorar a quien tanto lo amaba, le gritaba y sin razón la empujaba hasta que un día todo fue obscuridad para Ana.

Una noche que Cesar llegó fuera de sí por tanta droga, empezaron a pelear hasta que principiaron los golpes, cada vez más hasta que ella terminó en el piso, el la pateaba y sin saberlo o quizá con toda la intención inconsciente que había en él, mató a su hijo.

La llevó a un hospital y eso fue todo, durante muchos meses Ana no supo nada de él, la abandonó después de arrancarle media vida y a su hijo; los golpes eran tantos y ella tan indefensa y niña que un buen hombre y su novio la ayudaron, esa pareja que muchos piensan como “perversos” o “raros” le tendió la mano, la aceptaron en su casa y después de unos meses le compraron su boleto de regreso a México.

No importó nada, su madre la perdonó y jamás se mencionó el tema, nunca nadie supo que iba a llegar a su vida un bebé, por los golpes la madre juró vengarse pero esta vida es extraña muy extraña...

Al cabo de un año una llamada importunó de nuevo a Ana, del otro lado alguien le decía “Cesar murió en un accidente”

Y así terminó la historia entre ellos, una historia que duro cinco años, 5 años de heridas que para muchos serían heridas que jamás se pueden borrar del alma pero Ana pudo borrarlas, pudo vivir sin dolor, sin rencor y todo gracias al mismo Cesar porque en ella, en su alma y en su corazón siempre existió el perdón, Ana supo diluir de su vida esos recuerdos nocivos y olvidó...

Hace tiempo que ella me contó esta historia, en un pequeño bar, con unas cuantas cervezas y una sonrisa en sus labios. Me dijo: “ No guardes rencor en ti, aprende a olvidar y cuando digas te perdono que sea de verdad no finjas haberlo hecho.”

Y aún tengo más que contarles de la forma que una mujer es abusada, ultrajada y sin poder gritar que le duele el alma, que cada cortadita se convierte un una gran cicatriz que a veces impide encontrar la forma de desdeñar lo malo.
A una mujer no sólo se le golpea físicamente, también hay quien sabe golpear duro el alma, con palabras y acciones.
Continuará....



1 comment:

Chicharo said...

No manches mija!!!!! definitivamente digo que: ABAJO LAS MUJERES ATROPELLADAS Y MALTRATADAS!!!!!! y ARRIBA EL SEXO PROLONGADO..... definitivamente creo que mi lado femenino esta muy fuerte en mi (vale maaaa....)