Compré un romántico disco en vivo de Morrissey: Live at earls court. Otra vez más que se recomienza el maniático viaje del amor, cada cual hace el suyo, aunque sigue siendo más agradable crearlo en compañía. La música que compré no fue por accidente que fuera afectiva y sentimental, entré a la tienda de discos de Universidad, era sábado y fui al cine a entretenerme viendo una película, los dependientes de la tienda estaban cansados y lucían desesperados, era gigantesca y formidable la masa de gente buscando los últimos boletos para conciertos y obras de teatro de moda.
Insípidamente las personas sensibles, melancólicas, hacen íconos favorablemente polarizados, y creen con tal intensidad, entusiastas y apasionados, en consagrar el amor. Me imagino que yo también. Me invitaron al teatro, las obras teatrales donde canturrean letras instruidas y poéticas de angustia romántica, me molestan, la juventud similarmente sensible también, así, para el amor hay que estar dispuesto, que todavía tanto venero justamente esa absorción y la perspectiva es miserable: he guardado demasiado entusiasmo para amontonarlo regulando el estorbo de pensar en una juventud tímida y torpe del amor, fabricante de todas las melodías que me gustan. Las canciones de amor tienen para mí una sensación subterránea, para manipular mi percepción amorosa, que estando así, no me quedan más que opiniones embotadas, y escuchar música acre y seria, un perro de 14 años fatigado y un simple disco sofisticado de música inglesa, ver películas de jóvenes madres empollando, angustia porque el mundo televisivo vino a ser algo torcido e instruido, científico para una opinión pública, nada elegante ni íntimo, la cultura mediática es básica sin contenido, agresiva y triste, nada de todo es tan profundo y velado, salgo y compro música refinada de los Smiths, porque estoy hasta el tuétano de amor. Todas la canciones son títulos comprometidos para personas como yo; You know I couldn´t last, The more you ignore me, the closer I get, LAST NIGHT I DREAM THAT SOMEBODY LOVED ME
Creo que el amor es un acto de la fe. Me pondría a practicar que tengo la persistencia para que rebase la esperanza de convencimiento en que en el último trazo de la noche, cuando el amor insiste en prolongarse, y haya que esperar uno existente día tras día, año tras año, y que el amor sea solitario y me ponga a buscar besos en extrañas fiestas, drogados, rancios, amargos, es porque el amor será igualmente incomprensible.
En la última tarde como hoy, la última luz que alumbra, la noche que ya llega, ni la recámara la conozco, se atardece, todo se anochece y el amor es como una estatua mordida por mí, cuando a media noche, abro los ojos a veces de un simple sueño perseguido, por momentos hay lluvia, cae a lo largo de la ventana, de día, entre la noche, a diario, en la última tarde, cuando se apaga todo, ya sin nada, soy uno de esos pájaros heridos que rescatan las mujercitas en las escuelas en invierno. Pienso en la noche que regresas. Los pájaros, el amor, se mueren también sin indicación, sin retorno, así queda el hueco del aire, sin trinos, sin amor, en silencios. Siempre subo a un camión, la vida es tan pequeña como la de los pájaros, como la del amor, toda la vida que cubre la noche quiero su nombre a mí, paso por donde estuvo, le espero, por eso me quedo.
Virginia Wolf desapareció ahogada suicidándose. Fue en un río según se sabe, en el agua se hunde todo, extinguiéndolo. He dejado atrás la idea de que duermo el sueño de hombres enamorados deshechos por el tiempo. Sueño llegar a descansar a sus manos. Necesito que las palabras sean resplandecientes, y que de noche todo se ajuste, que todo lo que se acaba no me encuentre, la soledad, en fin, todo lo concluye.
Cuando Paul Banks canta en Leif Erikson so that you two can take some time, teach each other to reciprocate
JA
ohhh, podríamos tomarnos algún tiempo enseñándonos el uno al otro a cambiar.
She says brief things, her love´s a pony
my love is subliminal...
Esto podría ser un buen momento.
Creo que el amor es un acto de la fe. Me pondría a practicar que tengo la persistencia para que rebase la esperanza de convencimiento en que en el último trazo de la noche, cuando el amor insiste en prolongarse, y haya que esperar uno existente día tras día, año tras año, y que el amor sea solitario y me ponga a buscar besos en extrañas fiestas, drogados, rancios, amargos, es porque el amor será igualmente incomprensible.
En la última tarde como hoy, la última luz que alumbra, la noche que ya llega, ni la recámara la conozco, se atardece, todo se anochece y el amor es como una estatua mordida por mí, cuando a media noche, abro los ojos a veces de un simple sueño perseguido, por momentos hay lluvia, cae a lo largo de la ventana, de día, entre la noche, a diario, en la última tarde, cuando se apaga todo, ya sin nada, soy uno de esos pájaros heridos que rescatan las mujercitas en las escuelas en invierno. Pienso en la noche que regresas. Los pájaros, el amor, se mueren también sin indicación, sin retorno, así queda el hueco del aire, sin trinos, sin amor, en silencios. Siempre subo a un camión, la vida es tan pequeña como la de los pájaros, como la del amor, toda la vida que cubre la noche quiero su nombre a mí, paso por donde estuvo, le espero, por eso me quedo.
Virginia Wolf desapareció ahogada suicidándose. Fue en un río según se sabe, en el agua se hunde todo, extinguiéndolo. He dejado atrás la idea de que duermo el sueño de hombres enamorados deshechos por el tiempo. Sueño llegar a descansar a sus manos. Necesito que las palabras sean resplandecientes, y que de noche todo se ajuste, que todo lo que se acaba no me encuentre, la soledad, en fin, todo lo concluye.
Cuando Paul Banks canta en Leif Erikson so that you two can take some time, teach each other to reciprocate
JA
ohhh, podríamos tomarnos algún tiempo enseñándonos el uno al otro a cambiar.
She says brief things, her love´s a pony
my love is subliminal...
Esto podría ser un buen momento.
Escrito por: Natus Producciones
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