8.31.2005

AMORRR

Confirmaciones de alguien enamorada


Copié casi la mayoría de mis pensamientos del día lunes. Será porque no podría ser más feliz. Mi chico había decidido terminar conmigo, y con suficientes razones que no aceptaría ninguna vez. Al saberlo mi estomago se comprimió. No obstante, en la noche, se me ocurrió llamarle, e hice algo que nunca había hecho, proponer que regresara conmigo, esto último nunca lo hice antes.

Antes de entrar a tres ponencias de Realidad y Significado, todo sobre Semiótica en una de la aulas de mi escuela, me senté en una pequeña banca de madera junto atrás de la librería, todas las personas pasaban rápidamente, y pensé que no sé por qué estaría así de interesada en hacer estudios de significación y si valen algo, de igual forma, todo lo que quisiera traducir de los sentimientos y de lo afectivo, no se podía –todavía-, ya todo eso me parece intraducible en espacios del lenguaje. Había leído que todo número pitagórico es una explicación de la construcción maravillosa del Universo. Las personas ante una obra de arte, ¿podían estar ante un objeto finito?. Amar era como amando al objeto tal como es, imagino que los románticos tratarían más de romper sus límites hipocondríacos al creer en la ascendencia afectiva. Todo el amor era inmaterial. No había desayunado. Paúl Valery creía que una obra de arte era sólo útil para provocar en alguien desarrollos infinitos. Toda la decadencia es subordinarse en algo. El amor era un estado de embotamiento. Un fenómeno de la percepción, la respuesta del sujeto era el sentido y significación del ser en el mundo con el amor. Todo amor era vivido y vivible. Se da cuando nos ofrecemos, como el mundo. Uno se construye el mundo. Uno da forma a el y no el amor a uno. Verdad que descubrí previa. Y ahora yo sin él anteayer, estaba preparada para volver al mundo, al amor, pero en relación con él, todo me cobraría sentido, sentido visible.
La percepción humana hacia el espacio se recorta, el espacio eran números intermitentes. Si no había en mi pensamiento una intrepidez del amor, tampoco habría una significación lógica de las cosas externas del mundo. El amor –me parece- junto a él, de lo más privilegiado, no sólo desde los sentidos. Había yo empezado a desarrollar sentidos internos, sentimientos orgánicos, los objetos del mundo ya sólo me podían parecer atractivos e hipnotizantes, todo el campo visual de mi percepción era como habitar un mundo de formas que hablan de propiedades de las cosas, como si el mundo no fuera verlo, sino habitarlo por primera vez luego de 22 años, el amor, era parte de mi propio yo. Reconsideraba el mundo porque, los sentimientos y tensiones de amor, están más en juego, que los pensamientos más inconsolables que gano cada vez que me alejo del mundo. El amor era intensidad y extensión. Realizable. Ya no pensaba en lo realizado. Era yo un principio matemático, todo era más de más. Una resolución siempre sería ascendente. Pero las cosas habían llegado a un fin, culminación era algo igual a lo decadente. La vida sin él me habría pasado como una metatontería. ¿Qué hacerse?, Mira vs. Captación, ¿el amor era algo cerca de lo temporal?, ¿Siempre?, Todo el tiempo era un instante precioso estando cerca de él. Tiempo que para mí sólo tiene una realidad, él, el instante. Pero, ya sin él, el tiempo era como que había terminado, empezaron a llegar límites, el tiempo en esa banca de madera se había estacionado en una eternidad más aburrida que cualquiera celestial. La repetición tiende a la serie, la lentitud no está vigente en el instante y toda la eternidad era un espacio potencialmente abierto y tan de plomo, que empecé a recordar todo y cada uno de nuestros instantes; eran como regalitos, fragmentos de un tiempo muy feliz, condensados en que ningún instante es igual en sí mismo a otro. El corazón se me hizo caer en un tiempo vertical. Tengo vértigo y fobia a los momentos incómodos, ¿habría perdido mi vida en Periférico?. El tiempo no come, brota, como todas las ganas de mi estomago por verlo y fugarme. Estaba en conmoción. Todos los afectos y emociones sobraron en un instante, mi razón estaba con lentitud. No era un espectáculo inmenso de terror con miedo, sino las formas naturales de la posibilidad es lo que más temor podría hacerme sentir. Cualquier posibilidad es un espacio que se extiende sin límites, así como el infinito no es un objeto del conocimiento humano, y que yo pensaba más de lo que deseba pensar, el infinito se me hizo malo, lo que me hacía sentir, me agobió. La posibilidad era grande. La grandeza del hombre era que, uno como yo, pensaba a lo grande, y que el espacio es abierto, inmenso, y que yo era un límite en mi misma si quería cambiar algo de las cosas. ¿La pintura es un lugar para representar cuerpo infinitos?, ¿Por qué el lenguaje introduce segmentaciones, cortes en la percepción?, ¿Por qué el intelecto razona cosas con valor afectivo?. Mi corazón destelló, súbito. Me entristecerá siempre que todos ocuparán el mismo punto sin transparencias en su quehacer, claro que ésta captación se actualiza. Mi memoria ahora intentaba reconstruir lo que no había podido retener en un instante. El problema de las magnitudes que alcanzan las cosas llegó a cobrar sensibilidad en mí. Tenía sentido hacer un cuestionamiento de las propias limitaciones y si las cosas que yo decía, si las unidades de significado en las que yo creía, no eran lo que proporcionaba estos límites en el lenguaje que uso. Son como noticias de reacción, de que los límites no están predefinidos sino diseñados por el propio discurso que uno se hace y ello, en los principios que se funda el propio discurso de lo que creemos de las cosas, también están nuestras limitaciones de lo sentimental. Los límites eran generados por el propio sistema de uno. Extrañaba a mi chico. Habría querido quedarme descansando en un pozo y pensar que el amor está siendo pero nunca es, el amor que se piensa es el amor actual que no existe, porque todo amor es móvil, cambiante y dinámico, entonces era difícil conocer el ser de las cosas del amor, sólo los accidentes hacen posible conocerlo. En una reunión de octubre del año 2004, cuando lo conocí, y al verlo dándonos bienvenidas a su casa, y entráramos -a los que yo iba acompañando-, todo el tiempo se me paralizó cuando lo vi, hasta hubo un halo de luz se hizo, no iba en drogas ni LSD, era un accidente-coincidencia. Los sofistas utilizaban el lenguaje para seducir, convencer o persuadir, en condición psicológica, he ahí la importancia de la forma, forma es a acto, hechos y no palabras. A lo mejor la realidad es un tapiz recubierto de formas, y todas sus formas son cambiantes, todo lo que conocemos está en transformación, devenir, en infinitas variaciones. El amor se dice de muchas maneras, es bajo una posibilidad de muchas maneras, todo lo que cambia del amor es su predicado, no el sujeto. Yo era ese sujeto, pero en una categoría de tercero. Tenía multiplicidad de sensaciones para pensar en conceptos. Habían intensidad energéticas y estados afectivos de sentimientos que parecían simulacros que se crean y aprenden significados para el mundo, de estar en el mundo con amor. Era un asidero de sensaciones, de percepción, el mundo ordenado no era una justa delimitación. Mi cerebro pensaba en que las formas del mundo son anímicas y que el cuerpo establece partes en su haber, no había límites de sensación en lo interno, los presentimientos y la modulación de lo sentimental venía a ser parte de lo externo. El cuerpo era una zona fronteriza. Lo que distinguimos en el tiempo o en espacio es una sensación. Las cosas debían compararse, no oponerse. El amor era una adherencia, un choque instantáneo, y aunque carente de una forma específica, era lo único que jugaba en la salita de mis pulmones porosos y esponjados, como dos pequeños saquitos de aire, a ese juego de las sillas, todas las sillas se llaman César. Para mí, lo demás en el mundo es insuficiente, sujetos casi objetos, incertidumbre. No hay objeto de valor, sino objetos y sujetos de casi valor. No hay identidad sino esbozos. El cuerpo ya no es un centro de control, es como si fuera una sombra de valor, la gente es como actuante cuerpo a cuerpo son como casi sujeto casi objeto. Me sigue sin alegrar saber que no tener las palabras apropiadas para dar cuanta de todo aquello que el entendimiento auditivo no pude dar nota, el gozo sexual es una polarización de energías sensibles, positividad, ji ji . No hay otros valores para mí que no haga el sistema con el amor, aunque el valor mínimo en el amor sea proyectado en valores virtuales. No existe la forma terminada de ninguna cosa. La vida humana está poblada de experiencias sensibles, que casi nadie podrá explicar, son experiencias indecibles, las que en su mayoría, experiencias entre las que más, son las de mayor carga de sentido tienen; amor, felicidad, orgasmos, proceso de la mística, sobreabundancia, empatía, la música...
La irradiación del sentido del amor es contagiarlo


Natus producciones
TE QUIERO NAT!!!! Y QUE VIVA EL AMOR ATROPELLADO

2 comments:

catarro said...

con su permiso señoritas, este me lo robo pa mi (culo de) blop.
gracias
:D

Anonymous said...

ea ea, las enamoradas!!! ji, amor atropellado, chis, que se atropelle en mí césar, ji, ji, oh lalala, soy una cajita de música por él.
pac hermosa, lindísima, muchas gracias por ¿postear? mis textos, qué linda, siempre pienso hacerme de un blog y luego no, pero ya me decidí a que sí, ahora viene, ji, ¿y quién es el suertudo eh?